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martes, 12 de marzo de 2013

OPINIÓN ARTÍCULO "LA ALFABETIZACIÓN DIGITAL COMO FACTOR DE INCLUSIÓN SOCIAL...."




La alfabetización tecnológica marca dos grandes visiones sobre el papel que desarrollan las nuevas tecnologías en la sociedad contemporánea:

1. Las nuevas tecnologías pueden constituir un factor más de exclusión que se suma a los factores clásicos (edad, pobreza, alfabetización...). Por lo tanto, las TIC pueden agravar problemas preexistentes.

2. Las nuevas tecnologías pueden ayudar a superar algunas de las exclusiones “tradicionales”, ya que favorecen nuevas formas de aprendizaje y pueden beneficiar particularmente a grupos sociales alejados de la enseñanza tradicional.

En cuanto a los procesos de aprendizaje, obviamente las nuevas tecnologías movilizan una cierta diversidad de procesos cognitivos. Por ello es más fácil que un sistema multimedia se adapte a estilos de aprendizaje particulares. Esto favorecerá a una mayor diversidad de alumnos y puede promover un acceso al conocimiento más homogéneo. Adicionalmente, tal y como destaca el profesor Tony Bates, “los sistemas multimedia permiten una construcción mental más rica que el texto linear clásico”.

Algunas características de las nuevas tecnologías parecen favorecer su papel inclusivo.

Muchos proyectos de e-learning trabajan en entornos informales e introducen aspectos lúdicos; a menudo se incluyen modelos participativos basados en juegos y simulaciones; la diversidad de recursos (textos, animaciones, vídeos…) estimulan diversos estilos de aprendizaje. Pero para que puedan jugar su papel inclusivo, es necesario que el acceso a las nuevas tecnologías se produzca en el entorno adecuado, del que desde luego carecen los colectivos excluidos.

En determinados contextos parece claro que las nuevas tecnologías pueden ayudar a distribuir mejor el conocimiento. La información seguirá teniendo tendencia a acumularse sobre sí misma, pero las TIC pueden favorecer que las unidades menos favorecidas estén más irrigadas de información. Y es muy posible que puedan ayudar a homogeneizar los ritmos de aprendizaje.

Pero para ello se requiere la existencia de unas condiciones mínimas de acceso, a partir de las cuales las TIC pueden ayudar a romper el obstáculo de la falta de motivación y de la poca información previa. Cuando el problema de marginalidad es importante y no existen unas mínimas condiciones de acceso a los sistemas informáticos, las nuevas tecnologías potencian la marginalidad existente añadiendo un nuevo elemento de exclusión.

¿Cómo evitar el lado negativo de las TIC y potenciar su aspecto positivo? Se trata de garantizar la igualdad en las condiciones de acceso, algo que tiene mucho más que ver con la alfabetización mediática que con el acceso a la tecnología. En los próximos años seremos testigos de multitud de proyectos en este sentido. De hecho empiezan a haber tantas iniciativas que el proyecto E-learning for Inclusion ha elaborado una taxonomía propia: una Biblioteca Digital en la que reúne numerosos proyectos clasificados por el tipo de problema de inclusión y por la solución que aportan.

En definitiva, creemos que el número de proyectos cuyo objetivo es lograr la inclusión digital va a crecer en los próximos años. El reto es aprender suficientemente de ellos para poder diseñar un marco de conocimiento estructurado. Hay que potenciar mucho la investigación sobre los factores de exclusión y sobre las características de los diversos grupos sociales excluidos.




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